jueves, 18 de agosto de 2011

agua ecosistema de vida

El hombre, un actor clave
El agua se ha convertido en un recurso escaso que cada vez es mas codiciado por diferentes sectores de nuestra sociedad. Como hemos visto antes, el hombre está ya utilizando una gran cantidad de agua del ciclo hidrológico para su uso y disfrute.  Pero la abstracción de agua para su consumo supone también que cuando ésta se devuelve al río, al lago o al mar, puede haber cambiado mucho su composición, se produce lo que conocemos por contaminación. La contaminación es el vertido de energía o sustancias al agua que modifican de forma apreciable la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos.
 Los peligros para los diferentes ecosistemas acuáticos se podrían sumarizar en:
Destrucción del hábitat por:
1) Canalización de los ríos y por lo tanto desconexión del acuífero cercano y desaparición del bosque de ribera.
2) Represamiento, sea por embalses nuevos o recrecimiento en lagos e ibones de montaña. Incluye la mejora o nuevas concesiones en minicentrales o la destrucción de lagos para mejorar el suministro a cañones de agua en estaciones de esquí.
3) Incremento de la explotación de aguas subterráneas, con lo que se interrumpe el flujo hacia los humedales, especialmente importante en las fuentes y manantiales.
4) Desaparición de humedales por incremento en la especulación del suelo. Muy importante en áreas costeras.



 
El estado ecológico y la recuperación de los ríos.
Los diferentes factores que afectan los ecosistemas acuáticos hacen que algunos organismos desaparezcan mientras otros serán más abundantes. Dependiendo de la tolerancia a los diferentes factores de degradación del río tendremos diferentes comunidades indicadoras.
En los países más desarrollados se pensó que la recuperación de los ríos sería instantánea si se corregían los efectos de la contaminación con la construcción de instalaciones de saneamiento. En muchos de ellos ya se han construido todas las depuradoras que estaban previstas. Los éxitos iniciales de la recuperación del Támesis o del Rin en los años setenta, dejaron paso a una preocupación creciente por la falta de restablecimiento de las comunidades de organismos que originariamente poblaban estos ríos. En el Rin el programa “Salmon 2000” persigue restituir la migración de estos peces que desaparecieron del río hace ya muchos años. Pero el proceso está siendo lento y más complejo de lo que se pensaba inicialmente. La recuperación de las comunidades se ha estancado, y su estado ecológico no es el que se esperaba.
Además, los países que se encuentran en las zonas bajas (Holanda por ejemplo) saben que a pesar de todos sus esfuerzos nunca van a poder recuperar el río si lo países de las partes altas no impiden la contaminación y no restauran los hábitats de forma adecuada para que la fauna y la flora tengan el hábitat adecuado. La política de restauración de ecosistemas de estos países está incidiendo tanto mas en la depuración como en la prevención de la contaminación y muy especialmente en la restauración de los hábitats, sobretodo el bosque de ribera y las zonas inundables.
Por ello estos países han impulsado una nueva legislación Europea aprobada en el año 2000 y que está llamada a ser el instrumento más importante de gestión del agua del siglo XXI: la Directiva Marco del Agua (2000/60/EC). Esta directiva es una especie de paraguas general de donde se van a derivar muchas directivas hijas, como las actualmente existentes de agua de baño, de aguas de bebida, de nitratos etc... No se olvida del estado químico de las aguas y lista multitud de sustancias que deberán excluirse del mercado para impedir su entrada en el ciclo hidrológico, controla los parámetros básicos de la contaminación y establece estrictos programas de medidas para eliminar la contaminación. Pero es una directiva que exige de forma clara unos resultados ambientales, y apuesta por la recuperación del funcionamiento de los ecosistemas, por conservar y reparar lo que la directiva llama el Estado Ecológico.

¿Cómo conoceremos el estado ecológico de nuestros ecosistemas acuáticos? Como claramente exige la Directiva Marco, para conocer el estado de salud de un río, lago o una zona costera, habrá que hacerlo con indicadores biológicos. Las algas, los macroinvertebrados, los peces que habitan estos sistemas serán los que nos darán la diagnosis. Ello implica un cambio de filosofía total con respecto a los problemas de gestión del agua y un reto con el que nos enfrentaremos al siglo XXI, en el cual la gestión del agua será la gestión de la calidad. Todavía nos falta mucho por andar en este camino, España no tiene una buena tradición en este campo ni está siendo una abanderada de este proceso. Habrá que trabajar mucho para conservar y restaurar el estado ecológico de nuestros ríos, lagos, humedales, agua de transición y aguas costeras.


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